30 de septiembre de 2008

Jornada de Oración por la Paz en el Mundo

El 25 de septiembre de 2008, el Foro Espiritual de Santiago por la Paz nos convocó para orar por la Paz.

Participaron representantes y miembros de distintas religiones y tradiciones espirituales: :
Comunidad Judía Sefaradí; Budista Zen; Centro Islámico de Chile; Centro Mapuche Folil Che Aflayay; Orden Sufí Internacional; Centro Budista Drikung Kagyu; Universidad Espiritual Brahma Kumaris; Comunidad Bahai; Comunidad Sikh; Iglesia Católica; Iglesia Ortodoxa; Misión Iglesia Pentecostal; Convención Nacional Bautista.

Al término de la Jornada, nos unimos todos y todas en la

DECLARACIÓN POR LA PAZ EN EL MUNDO

Nosotros, nosotras, representantes y miembros de distintas religiones y tradiciones espirituales, nos hemos reunido hoy para testimoniar con nuestra oración conjunta nuestro compromiso con la causa de la paz y nuestra voluntad de vivir en armonía, respetando mutuamente nuestras opciones de fe y buscando a través del diálogo caminos comunes para construir una sociedad más justa, solidaria y fraternal.

En ese espíritu, manifestamos nuestra adhesión a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en particular a su reconocimiento de la igualdad en dignidad y derechos de todos los seres humanos, así como del derecho de toda persona a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión.

En ese mismo espíritu llamamos a los miembros de nuestras comunidades y, en general, a todos los hombres y mujeres de Santiago y de Chile – cualquiera sea su origen, sus creencias, su profesión, edad o condición social – a trabajar unidos/as en la construcción de la paz.

Queremos para Chile y para el mundo una paz genuina y duradera, hecha cultura y grabada como anhelo en el corazón de cada ser humano; una paz sólidamente basada en las estructuras de una nueva sociedad, más justa, solidaria y armoniosa que la actual, profundamente respetuosa de los Derechos Humanos y de la Vida en todas sus manifestaciones, en la que compartir sea más importante que competir, y en la que el diálogo y los acuerdos sustituyan a toda forma violenta en la solución de los conflictos.

Queremos que el Tercer Milenio que estamos iniciando sea más luminoso que el anterior, que conoció guerras terribles, genocidios, colonialismo, intolerancia y persecución religiosa. Queremos para nuestra generación y las generaciones futuras un mundo donde la diversidad de culturas y de creencias sea valorada y respetada, un mundo de hermanos y hermanas reconciliados entre sí y con la Tierra, un mundo donde por fin podamos decir que la paz que gozamos en nuestros corazones, en nuestras familias y comunidades y entre las naciones es en gran medida el fruto del amor hecho convivencia.

Construir esa paz es tarea de todos. Unidos podemos lograrlo.

Santiago de Chile, 25 de Septiembre de 2008